“Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”
Efesios 4:32
Andar en perdón es la forma de andar en plenitud y en libertad. Es la manera de vivir como Cristo. Dios está produciendo carácter para el cielo. Tomamos el carácter de Cristo cuando perdonamos a los demás. Jesús conoce el dolor de la traición, incomprensión, vergüenza y herida. El quiere que fijemos nuestro enfoque en El y que descubramos el camino del Espíritu hacia la libertad continua en el perdón. Para muchos de nosotros, no es un camino fácil, porque hemos sido heridos profundamente. Pero debemos elegir perdonar. Dios nos ayudara conforme lo hacemos. Es un proceso. La práctica del perdón en esta época nos libertará.
“¿Te gustaría ver al Señor reventar las prisiones espirituales en tu vida, las áreas donde te sientes atrapado? Entonces perdona a aquellos que te pusieron ahí, porque lo más seguro es que las paredes de tu prisión estén hechas de tu propia ira y falta de perdón hacía los demás.”
El perdón nos libera. Gálatas 5:1 dice: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres.” Cuando no perdonamos a los demás, cargamos con una pesada carga. Conocemos poco gozo, y terminamos prisioneros de aquellos que no estamos dispuestos a perdonar. Es como una cadena alrededor de nuestro cuello. Abarca nuestra vida entera y trae ataduras. Pero el perdonar a los ofensores nos trae una libertad y un gozo que debe caracterizar esta año nuevo. Jesús es el mayor ejemplo de uno que perdonó libremente y a la máxima dimensión.
A continuación se describen algunas formas en las que podemos buscar el perdón de nuestros pecados de parte de Dios y de los demás.
Buscando el Perdón de Dios
“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1ª de Juan 1:8-9).
- Toma total responsabilidad sobre tu vida – Ponte de acuerdo con Dios y admite la presencia del pecado en tu vida. No escondas ni justifiques el pecado. Esto rompe tu comunión con Dios. “Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado; he hecho lo malo delante de Tus ojos.” Salmo 51:3-4ª
- Pide a Dios que te muestre donde has caído – La palabra de Dios y el Espíritu Santo te lo mostraran – “Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23, Salmos 139:23-24).
- Arrepiéntete de pecados específicos – Pídele a Dios perdón. “Por favor perdóname por (nombrar pecado) y límpiame.” “El que oculta sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13).
- Recibe el perdón y la limpieza de Dios – Pasa tiempo con Dios y recibe misericordia, gracia y libertad. “Sabed, pues, esto, hermanos: que por medio de Él se os anuncia perdón de pecados” (Hechos 13: 38).
- Alaba a Dios y adórale por el perdón en Jesús – “Jah, si miras los pecados, ¿Quién, Señor, podrá mantenerse? Pero en Ti hay perdón, para que seas reverenciado” (Salmos 130: 3-4).
“Y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Mateo 6:12).
Buscando el Perdón de los Demás
- Toma total responsabilidad donde hallas pecado – No desplaces la culpa sino toma el 100% de tu parte.
- Se consciente de orgullo o auto compasión en tu vida – El orgullo piensa que no hay necesidad de perdonar, y la auto compasión piensa que los demás no merecen perdón. Entiende la cruz de Cristo y lo que ello realmente significa. Él te ha perdonado a ti.
- Admite tu mal verbalmente – “Lo que hice/dije estuvo mal” No digas, “Si te he hecho daño.”
- Pide perdón – “Por favor perdóname por (nombrar el pecado.”
- Busca reconciliación allí donde sea posible – “Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces vuelve y presenta tu ofrenda” (Mateo 5:23-24).
“La elección de perdonar abre las puertas de mi propia prisión. Cuando elijo mantener a alguien en mi prisión de deudas, entonces yo soy el cautivo. Mi mente esta ocupada justificando el porqué están ahí. Me obsesiono con que su castigo se lleve a cabo. Eligiendo ser su juez, me convierto en su carcelero, e irónicamente, su cautivo. Todos sabemos que aquello en lo que nos enfoquemos se convierte en el centro de nuestras vidas.” Dudley Hall
By Debbie Przybylski
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