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Concentración en la Oración

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“Ningún principio está mas definitivamente enfatizado por Cristo que el que una oración de éxito debe conllevar en sí misma la calidad que espera y persevera. Debe tener en sí el coraje que nunca se rinde, la paciencia que nunca se cansa, y la resolución que nunca flaquea. La oración no es algo indiferente o pequeño. No es un pequeño y dulce privilegio. Es una gran prerrogativa, de largo alcance en sus resultados. El no orar incorpora perdidas mas allá de la persona que es negligente en ello. La oración no es meramente un episodio de la vida cristiana. En vez, toda la vida es una preparación para y el resultado de la oración.”
E. M. Bounds

La vida esta llena de opciones y actividad. Existe la tendencia, conforme nos movemos hacia este nuevo año, con todas las elecciones delante de nosotros, de ponerse nervioso y ansioso. El enemigo nos conoce bien, y el hará de todo para mantenernos preocupados con cosas que en realidad no son importantes. Intentara robarnos nuestro tiempo, y especialmente nuestro tiempo de oración.

Pero para poder ver a Dios trabajando en y a través de nuestras vidas este año, necesitamos comprometernos a una mayor concentración en la oración.

Debemos fijar nuestra mirada en el Señor y juntar nuestros pensamientos alrededor de EL. La iglesia en todo el mundo debe levantarse para concentrarse en la oración como nunca antes. Con la devastación en Asia, nos volvemos a dar cuenta de que estamos viviendo días desesperados. Y este será nuestro reto Si Satanás nos puede mantener ocupados y alejados de la oración, nos tiene en un lazo en el que estamos atrapados por todas las preocupaciones de la vida en la tierra. Pero no olvidemos que vivimos para una ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios y para un Reino que durará para siempre. Este es nuestro hogar.

“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Colosenses 3:1-2).

En la guerra, los soldados deben estar totalmente atentos y consumidos con el ganar la batalla. Ellos son conscientes de que cada movimiento es de vital importancia, y deben prestar atención cuidadosa y constantemente. De la misma manera nosotros que sabemos el poder que hay en la oración para ganar cualquier batalla espiritual, debemos mantener nuestra atención en nuestro Rey, nuestro comandante, que nos guiara con precisión a través de las turbulentas aguas de la vida en los últimos días. No funcionará el ser medio comprometido o relajados en este cometido. Debemos ser soldados de la cruz con la mirada fijada en Cristo; siempre alertas, pendientes y expectantes de Su guía.

Al mirar y estar atentos de esta manera, vemos el verdadero significado de la palabra “mirar” en el griego. La palabra griega “blepo” significa ver y observar, discernir, percibir, implicando especial contemplación. La palabra griega “emblepo” significa mirar de forma cercana y penetrante, “aphorao” significa concentrar la mirada sobre y apoblepo significa alejar la mirada de cualquier otro objeto, mirar con perseverancia. Otras palabras griegas significan mirar con cuidado, diligentemente, con esfuerzo, aferrarse a, y contemplar. Te animo en este nuevo año a que hagas un nuevo compromiso para enfocar tu atención con perseverancia sobre asuntos del cielo y el rostro de Cristo.

“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual, por el gozo puesto delante de El sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2). 

El buscar el rostro de Dios será cada vez más atractivo y una mayor necesidad según nos enfrentamos a las dificultades en un mundo desesperado y estresante de forma incremental. Esto no quiere decir que no cumplamos con nuestros deberes de sobre la tierra. Mas bien significa que incluso en medio de nuestra vida terrenal, nos concentremos en Jesús. Le alabamos en los semáforos. Le bendecimos cuando vamos a la verdulería, le alabamos en la oficina en nuestra parada para tomar café, y oramos en nuestros momentos libres por las vidas desesperadas que nos rodean a nosotros y en todas las naciones del mundo.

Nos hacemos cada vez más conscientes e su presencia a lo largo del día. Que este sea nuestro reto para este año, y todo lo demás caerá en su sitio. Es hora de alejarse de una vida agobiante. Hemos hecho nuestra vida demasiado complicada. La oración y la devoción deben estar en el centro de todo aquello que hacemos. Este no es nuestro hogar. Estamos hechos para la eternidad.

“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús” (Hebreos 3:1).

 El pasado Febrero, en India, fui atraída por la simpleza del estilo de vida que me rodeaba. Desde entonces me he movido a una nueva concentración con respecto al cielo y aquello que durará para siempre. Hemos vividos de nuestras maletas durante una buena porción de este año pasado, y esto me ha mostrado cuantas cosas no son necesarias en mi vida y que en realidad producen ansiedad. Fui retada en gran manera por los creyentes indios. Enfocarse en la simplicidad y concentrarse en lo que realmente importa (prepararnos para nuestro hogar celestial) nos libera en realidad para que disfrutemos esta vida mucho mas.

En este nuevo año, quiero enfocarme y concentrarme en el rostro de Cristo. Quiero ver el fuego en los ojos de Dios por los necesitados y perdidos. Quiero andar en el ámbito sobrenatural en intercesión con una mayor concentración en la oración y la alabanza durante los momentos libres de cada día. No hay sitio para la ansiedad cuando estamos continuamente llenos de alabanza y la búsqueda del rostro de Dios. El enemigo sabe esto, y nos estará intentando llevar siempre a la preocupación. Recordemos que éste no es nuestro hogar. Este año me quiero dedicar a una mayor concentración en la oración y en Dios que nunca antes. Te animo a que hagas lo mismo.

“Mi corazón me ha dicho de Tí: “Buscad Mi rostro”. Tu rostro buscaré, Jehová” (Salmos 27:8).

“Hoy, con tantas distracciones, ¿que lugar tiene el Señor en tu vida? Si El te llamase para que profundizases tu andar con El, para que busques Su rostro, ¿Cómo responderías? Cuando El dice, ‘buscad Mi rostro’, ¿Qué le responde tu corazón?” Francis Frangipane

By Debbie Przybylski
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